lunes, 18 de agosto de 2003

De un monje loco

El día cinco de septiembre de mil seiscientos sesenta y siete, año del Señor (por cierto, mi cumpleaños, me acabo de dar cuenta, es el mismo dia) nació en San Remo, un pueblo de Génova, que después sería Italia, pero por entonces era seguramente algún reino independiente, ducado, o estado pontificio pequeño y rico y poderoso el señor Giovanni Girolamo Saccheri. Al cumplir la mayoría de edad, es decir, a los dieciocho años, tomó los hábitos jesuitas y, cinco vueltas al sol más tarde dejó su tierra para ir a estudiar Filosofía y Teología a Milán. Allí fue que fue alumno de M. Tommaso Ceva (hermano de otro Ceva que hizo un teorema muy bonito), y por el le entró a las matemáticas. Total, el (ya para 1694) señor cura Saccheri dio clases en muchas ciudades italianas, pero se estableció en Pavia hasta su muerte, en 1733. Y bueno ¿que?

Pues resulta que, justo el año de su muerte, publicó un libro, Euclides ab omni naevo vindicatus (Euclides libre de toda duda, o Euclides vindicado), en el que "demostró" el quinto postulado de Euclides, a partir de los otros cuatro. La demostración consistió en una reducción al absurdo, la única de la que tengo noticia que ocupe un libro entero; es decir, supuso falso el tal postulado, y desarrollo todas las consecuencias que pudo hasta encontrar una contradicción.

Por cierto, que nunca encontró esa contradicción, pues no existe, pero le salieron cosas tan pero tan extrañas (como un mundo si paralelas, u otro en el que varias rectas que no eran paralelas entre sí lo eran a otra), que decidió que ahí estaba. De hecho es sospechoso que sólo publicara el libro hasta el año de su muerte, cuando el grueso de su obra salió antes de 1708. Como que seguía buscando la contradicción, pero al sentir los jalones de pies de la muerte, dejó todo como estaba, firmó su libro y lo mandó a la imprenta. Acaba diciendo algo así "Pero todo ésto es obviamente contrario a la naturaleza de la recta, y es absurdo".

Saccheri fue uno de los precursores de las geometrías no euclidianas que se desarrollaron en el siglo XIX, pero nunca se enteró de la magnitud de lo que había hecho. (O quizá si, y murió atormentado por la idea). En fin, colgó las chanclas el día veinticinco de octubre de 1733. Que Dios lo tenga en Su Gloria.

Como en esos años no había fotos y retratarse era caro, no hallé imágenes del señor, así que va una de su libro

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