lunes, 12 de julio de 2004

Xihuan Pei, maestro de ceremonias

Xihuan Pei se retiró a su jardín cuando la deshonra lo atacó en la corte: salpicó, al sorber los tallarines, las filigranas del Emperador. Allí se
dedicó a dibujar un manual de buenas costumbres, y una vez sentado prometió no levantarse hasta haber ilustrado cada falta y cómo evitarla. Todo un hombre de honor, Xihuan Pei burló la muerte dejando de comer, y sigue en su jardín en su infinita tarea. Se alimenta del olor de las ofrendas que le llevan los ciudadanos, y así su materia se ha vuelto más endeble y de puro jazmín. Dijo alguna vez que acabaría su tarea cuando firmara el trimillonésimo rollo, o "cómo dejar el mundo sin volverse un peso". Le faltan dos.

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