sábado, 21 de febrero de 2004

Hay laberintos en los que uno no se puede perder: Es, por más vueltas que de o que le demos, un sólo camino, no hay desviación, no hay salida. El hilo de Ariadna es innecesario, el mismolaberinto es hilo y guía. Ahí no hay de dos sopas, avanzas o avanzas (No se puede salir si no se ha hecho lo que se debe hqacer en todo laberinto, matar al minotauro), hacia el monstruo inevitable. El laberinto es destino. Si uno logra matar a Asterión, sale con la amada. Si no, muere en el intento.



Haga usted la metáfora que más le plazca (tenemos las de superación personal, las freudianas, las hinduístas mandálicas y una amplia gama más)

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