lunes, 4 de agosto de 2008

Ayer noche

o sea, para los estrictos, hoy muy temprano, platicábamos mientras veíamos a la próxima sensación del rock mexicano (y sus quince fans), que a estas alturas no va a surgir ningún nuevo grupo enorme (ningún Floyd, ningún Jethro Tull, decía mi amigo, ningún AC/DC, intervine yo). El único gran proyecto de los últimos años es el de Radiohead. (El único con gran difusión).

Acabo de leer la columna de Yépez de esta semana, y tiene que ver.

Dice, de los generationext y de los ochenteros, "MTV fue su Woodstock, y 1984, su 1968. Michael Jackson ganó la Guerra Fría". Gulp.

Y los de ayer eran buenos músicos, hacían bien su rollo. Pero me daban güeva. (un tipo ochentero en Letras Libres se lee como si tuviera sesenta años). Ese es el problema, se preocupan demasiado por hacer bien todo, que nada salga mal. Que nada suene feo, que nada altere al público.

A últimas fechas, nadie se atreve a hacer las cosas mal (chingao, hasta los punks suenan lindos). Nadie concibe la posibilidad del maluso, nadie va a incendiar su guitarra.


(la otra opción, que pensaba antes de leer a Yépez, y que sigo pensando, es que el rock dejó de ser válido como forma de rebeldía cuando el primer hijo de Elvis Presley cumplió la mayoría de edad. Tocar la misma música que tus padres no tiene ni una pizca de búsqueda, ni una sóla de hallazgo... ¿pues sí, pero entonces qué más queda, si no es con rock cómo me expreso, si la estación de radio que oigo pasa "rock" y dice que es música joven? Pues agarra un instrumento y haz lo tuyo, yo qué sé, yo no soy músico. Pero no copies la voz de Adrián Dargelos y, por el amor de dios, no hagas discopop remixeado con un poquito de distorsión.

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