martes, 24 de agosto de 2004

"Teoría literaria" o de cómo las reglas están para romperse o de cómo las descripciones están hechas con las patas

No hace mucho tiempo que oí a una crítica conjeturar que la diferencia entre el cuento y la novela está en la capacidad del cuento de hacer guiños literarios. Lo cual suena a sandez desde el primer momento. Pero hace poco (menos que lo primero que dije) —y para mi alegría, porque la susodicha me cae mal—, me encontré con lo siguiente en una novela:

Habían pasado muchos años y, como si estuviera frente al pelotón de fusilamiento, me puse a recordar la primera vez que mi padre me llevó a conocer el hielo. Venía en cubitos cuadrados...

Si eso no es un guiño de ésos, que me quemen. La novela es Sangre a Borbotones de Rafael Reig, y para hacerle a la formalidad, Toledo: Lengua de Trapo, 2003. Por cierto que en esa editorial hay muy buenas cosas (las que me han tocado). Por decir dos, Lo mejor que le puede pasar a un cruasán de Pablo Tussets (de la que en algún otro momento dije algo aquí) y Haz el favor de no llamarme humano de Wang Shuo (y la de Reig). Están como en el canal de la literatura subversiva pero divertida(ísima), así que habrá que echarle un ojo a lo demás.

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